El Soleil Royal

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Construcción de un barco

La construcción de la maqueta de un barco es una experiencia única. A diferencia de otros tipos de reproducciones, requiere materiales naturales como la madera, cuyo empleo necesita de ajustes y técnicas específicas. Una típica maqueta de barco, incluso si se trata de un producto presentado presentado en una caja de montaje, no tiene nada que ver con un kit de plástico: cada pieza tiene que adaptarse y, por así decirlo, modelarse antes de colocarla. La construcción es progresiva, evoluciona poco a poco, pasando de una fase a la siguiente, y cada etapa exige una experiencia y un saber hacer diferentes.
Quien aborda por primera vez esta afición quizá tendrá, al principio, dificultades para comprender cómo es posible completar una reproducción majestuosa (impresionante y fiel hasta el último detalle a una gran nave, dotada de todos sus mástiles, velas, cañones y equipamiento) a partir de un montón de piezas contrachapadas sueltas. Sin embargo, conseguirlo está al alcance de todo el mundo, incluidos quienes no son particularmente hábiles en los trabajos manuales. No obstante, es evidente que la experiencia facilita mucho el trabajo. Durante la construcción de una maqueta naval de madera, sea la que sea, se pasa inevitablemente por fases delicadas y momentos críticos: algunos son inevitables, otros exclusivos de un determinado tipo de maqueta. Pero todos estos problemas ya los han encontrado y solucionado modelistas que más allá de sus conocimientos individuales han aplicado simplemente técnicas y métodos nacidos de su experiencia.

martes, 14 de octubre de 2014

Cómo nace un buque: el astillero y la grada

Antes de iniciar la construcción de un buque, era necesario elegir el terreno adecuado donde instalar los materiales de construcción. Este lugar era el astillero propiamente dicho, mientras que con el término "escora y picaderos" se designaban los elementos de carpintería necesarios para sostener la quilla y, a medida que avanzaba la construcción, todo el volumen del buque. Por extensión, el término "astillero" pasó a designar el conjunto de instalaciones necesarias para cualquier construcción, y no solamente para la construcción naval.

El astillero

El terreno elegido para la instalación debía estar cerca del agua y ser suficientemente compacto y sólido para sostener el peso de toda la construcción. Si se sospechaba que la superficie podía ceder , se excavaba una fosa de entre 10 y 13 metros de ancho; su longitud debía ser un 15% superior a la del buque que se iba a construir. En el fondo de la fosa, se colocaban transversalmente, uno al lado del otro, troncos de roble. Encima de estos se situaban, en perpendicular, unas planchas, que formaban una base sólida donde se apoyaban los soportes necesarios para el astillero. A continuación, se disponían los picaderos, pilas de madera dispuestas de manera que seguían con precisión el perfil de la quilla (ver Imagen 10). Si se estimaba que el terreno elegido era suficiente sólido, se colocaban directamente las escoras (puntales para soportar las cuadernas en su posición) niveladas para obtener la inclinación necesaria en la botadura y para que también facilitara el trabajo de los artesanos.
El lugar de construcción se orientaba preferiblemente de norte a sur, para que los rayos del sol iluminaran todos los flancos del buque. Se adoptaba este método para evitar que la madera utilizada en la construcción se secara de manera desigual, provocando deformaciones en la estructura y, consecuentemente, asimetrías en los bordes del casco, la denominada torsión, que sin duda perjudicaría el éxito de la construcción.
También había astilleros hechos de albañilería (ver Imagen 11), más resistentes a las inclemencias, pero con un coste de construcción más elevado.


IMAGEN 10

La grada

Los terrenos de los astilleros presentaban una rampa con inclinación de aproximadamente cinco grados, indispensables para la botadura.
Era necesario definir la quilla según el ángulo deseado y, para facilitar el trabajo de los carpinteros navales, era imprescindible colocarla a una determinada altura, en relación con el fondo de la estructura. La inclinación necesaria se obtenía con los picaderos que, en su conjunto, componían la grada.
Los picaderos se formaban con pilas de madera dispuestas en escalones. La longitud de las cuñas variaba según la altura de estas pilas de madera; las cuñas superiores, en contacto con la quilla, medían entre 100 y 130 centímetros y se modelaban para permitir variaciones en la altura, en función del área de contacto. Los travesaños de la base de los picaderos se apoyaban unos en otros y se mantenían juntos mediante una especie de "grapas" metálicas de grandes dimensiones, o con una serie de travesaños dispuestos en V, invertidos y reforzados con barras verticales. Estos elementos de fijación y refuerzo eran designados como "celosías".
La altura de los picaderos se calculaba de manera que garantizara que la quilla tuviese una inclinación de cinco grados y fuera colocada aproximadamente a 60 centímetros del fondo de la fosa o de la base del terreno.
En el caso de una grada de albañilería, se efectuaba la inclinación después, en la fase de su construcción, determinando la altura de la fosa, a fin de conceder la comodidad necesaria para el trabajo de los carpinteros navales. La primera operación para la implementación del astillero consistía en la colocación de los picaderos destinados a apoyar la popa (estructura puesta en la parte trasera de la quilla); a continuación, se disponían los demás picaderos a una distancia de entre 190 y 230 centímetros. Por último, la parte situada debajo del extremo de la proa de la quilla estaba formada por una pila de planchas de madera cuadrangulares dispuestas en capas cruzadas.


IMAGEN 11

martes, 23 de septiembre de 2014

Colocación y calafateado de la cubierta del castillo de popa


Verificamos si la cubierta entra correctamente en el espacio indicado, sobre los baos de las cuadernas 8 a 11. a continuación la retiramos y aplicamos pegamento en las zonas de contacto con los baos y las cuadernas. Colocamos la cubierta otra vez en su posición y la presionamos con suavidad. Podemos emplear pegamento de secado rápido en las zonas más difíciles. Con la ayuda de una regla, trazamos una línea con un lápiz que divida en partes simétricas la cubierta del castillo, como muestra la fotografía.


Recuperamos los listones de 0,5 x 5 mm sobrantes de trabajos anteriores, los cortamos en segmentos de 65 mm de longitud y ennegrecemos las cuatro caras con un lápiz, inmovilizamos el conjunto con dos pinzas sargentos.


Alineamos el primer segmento con el trozo central y proseguimos hacia los extremos.


Cuando terminemos la primera mitad, repetimos el proceso hasta revestir la totalidad de la cubierta.


A continuación con el cúter eliminamos los excesos de los listones y de los segmentos que obstruyen las aperturas de la cubierta, como muestra la fotografía.


Con un lápiz, marcamos dos puntos en los extremos de cada listón, para simular los clavos.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Secciones principales del buque y líneas de flotación

Más allá de las diferencias existentes entre las dimensiones, las tipologías a las que pertenecían y el momento y el lugar de construcción, todos los buques de guerra construidos entre mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX presentan características comunes. Sobre todo, si analizamos el casco, es posible reconocer algunas secciones que son típicas de este período de construcción naval. La Imagen 7 representa un ejemplo de un buque de guerra de esa época: es un pequeño galeón inglés de mediados del siglo XVII, cortado longitudinalmente para que puedan apreciarse las subdivisiones de los espacios internos, con la respectiva identificación de algunas de las secciones principales.


IMAGEN 7

Flotación y calado

Para comprender la relación entre las líneas del casco y los espacios del buque, las Imágenes 8 y 9 revelan las medidas principales del casco, haciendo hincapié en la flotación (la capacidad de la embarcación de permanecer parcialmente sumergida y mantener la otra parte por encima de la superficie del agua).
Esta capacidad es, obviamente, un parámetro fundamental para un buque y debe ser calculada por el constructor para definir las condiciones de flotación en cualquier circunstacia, independientemente de la fuerza del viento y del mar. En relación con este factor, el dibujo superior de la Imagen 8 muestra la inclinación máxima de un buque con viento lateral, que debe ser fijada de manera que no entre agua por las troneras de los cañones aunque la nave lleve la carga máxima. Las otras líneas de agua corresponden a los diversos niveles de inmersión del buque con distintas cargas. La parte inferior de la Imagen 8 muestra la sección transversal en el punto de anchura máxima (en correspondencia con la cuaderna maestra, el elemento estructural transversal de mayor amplitud); destaca la manera en que la línea de flotación y la línea superior del puente quedan más próximas. También la profundidad del calado (la parte sumergida del casco) ayuda a comprender algunas particularidades de las líneas del casco de un buque. En las líneas representadas en la Imagen 9, se observa que la distancia del calado a la popa (calado máximo) es superior a la del calado a la proa (calado mínimo). Esta diferencia se debe al hecho de que la quilla no es equidistante a la línea de flotación, sino que está ligeramente inclinada, de modo que confiere al buque una estructura apoyada en la popa. Esta característica puede ser visible o no ser visible, dependiendo del tipo de embarcación.


IMAGEN 8


IMAGEN 9

domingo, 31 de agosto de 2014

Forrado colocación de los mamparos y colocación de los baos del castillo de popa.


De la plancha donde vienen troquelados los mamparos, retiramos el mamparo A con un cúter. A continuación, lo alisamos con una lija de grano fino.


Para cubrir los mamparos, cortamos con un cúter los listones de sapeli a una longitud aproximada de 35 mm.


Tomamos el mamparo A y marcamos con un lápiz la línea central (trazada en rojo en la fotografía). Cubrimos la pieza con los segmentos de sapeli usando cola blanco o pegamento de contacto: desde la línea central y hasta los extremos.


Giramos el mamparo y eliminamos con un cúter los excedentes de los listones.


Alisamos con cuidado todos los bordes del mamparo. Para acabar, pasamos una lija de grano fino sobre toda la superficie, siguiendo la dirección de las vetas de la madera.


Con listones de 5 x 5 mm de ramín, los cortamos para obtener los baos superiores de la octava y de la novena cuaderna y el bao inferior de la décima (señalados mediante flechas rojas en la fotografía). ponemos cola y pegamos los baos en los respectivos huecos. A continuación ponemos pegamento en la superficie visible de la octava cuaderna, sobre la línea de cubierta, y en la parte del bao marcada en rojo en la fotografía.


Pegamos el mamparo que hemos realizado sobre la cuaderna Nº 8. Para que quede correctamente colocado, presionamos delicadamente durante algunos segundos hasta que se seque el pegamento.